Ha llegado a una nueva sala. El pasillo termina en esa puerta. Las puertas que se sucedían a ambos lados del pasillo ya las ha visitado. Antes de abrir esta última, se prepara para alguna desagradable sorpresa. Sabe que en la realidad virtual no puede ser dañada, pero aún así teme recibir una fuerte impresión. Hay casos de personas que han muerto de un paro cardíaco; aunque La Compañía lo achacara a la “mala salud”. Físicamente es imposible ser herido, pero mentalmente… Julie apoya la mano en el pomo de la puerta. Quizá no con intención de abrirla todavía, pero la puerta se abre al contacto, como si estuviera mal cerrada o esperara su llegada. Lo cual le provoca el primer susto. En el interior de la habitación descubre más hombres desnudos. Atraviesa la sala sin prestarles atención; su deseo sexual ha quedado atrás, en alguna de las salas anteriores del pasillo. Camina por el vapor de agua caliente, que difumina el contorno de las paredes. La habitación es como las demás, con el suelo cubierto de baldosas humedecidas. Da una vuelta en busca de una nueva puerta, quizá el acceso a otro pasillo. Pero nada se abre en las paredes. Julie siente una profunda decepción. El juego no puede terminar. Poco a poco la decepción inicial empieza a dejar paso a un extraño temor.

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