Anónimo V

Agarrado con las dos manos del asiento, sobre el que se sienta, los nudillos blancos por el esfuerzo, tira del asiento con todas sus fuerzas, como quien intenta arrancar una mala yerba.

4

El camino tenebroso parte de esta curva de la carretera.
      Es un sendero de tierra. En este punto, solo los ojos advertidos podrán distinguir la depresión que queda de él en el terraplén pedregoso que se desploma tras la valla protectora de la carretera.
      Desciendes con cuidado por el terraplén sobre las piedras sueltas, apoyándote en pies y manos.
      Al bajar dejas entre las piernas el surco del camino tenebroso, como te dijo el anciano. “Así como un avión necesita carrerilla para despegar, para atravesar la puerta al mundo desconocido en el que desemboca el camino tenebroso, tienes que recorrerlo entero desde su origen”. El anciano sacude la cabeza, como rechazando sus palabras. “De todas maneras, desde que la carretera de asfalto cortó el camino tenebroso, pasando por encima, se ha roto el embrujo”.
      El anciano te explicó que con la aparición de la carretera, en su lejana niñez, el camino tenebroso cayó en desuso.
      El terraplén desciende hasta el basurero de una sucia colmena de hormigón. Un barrio pobre, según el anciano maldito por la proximidad del camino tenebroso, acosado por el residuo de su maldad.
      Bajo los cascotes, bolsas de basura y desechos de todo tipo, entre los que se abre paso una maleza furiosa y malsana, queda enterrado el surco del camino tenebroso. Te resulta imposible seguirlo. Contemplas con profundo desánimo la enorme extensión del basurero, que termina en la barrera de árboles del bosque que se alza más allá.
      Caminas por encima de la basura, cuidando de no pisar un saliente herrumbroso o un pañal usado, sin encontrar el menor rastro del camino tenebroso.
      Llegas hasta el bosque. Entre los árboles encuentras la continuación del sendero. Invadido de maleza, estrechado, pero todavía abierto por viejo el ir y venir. Sin embargo, recuerdas las palabras del anciano. Tienes que recorrer el camino desde su origen.
      Vuelves la vista hacia atrás.
      Trazas una línea imaginaria que va desde el bosque al punto en que se perdía el camino. Regresarás al origen. Pasarás por encima de los escombros siguiendo esa línea imaginaria que esperas corresponda con el recorrido del camino tenebroso.
      Una vez dentro del bosque, el sendero maldito parece haberse conservado. Posiblemente se siga utilizando sin conocimiento.
—Abre la guantera y dime si hay algo de comer.
      —¿A qué te refieres a frutos secos o así? —Nick, con su gorra ladeada y sus granos de adolescente pajero, hurga en el desorden de papeles y envolturas vacías.
      Manejando el volante con gestos bruscos, mientras el camión enfila la montaña por el estrecho camino sin vallar ni asfaltar, salpicado de curvas, el patrón de Nick se muerde las cerdas del bigote. Luce una barba poblada y espesa, que le oculta la cara. Por encima brillan unos ojillos negros, con una luz sardónica.
      —Joder, nunca hubiera pensado que cabieran tantas cosas en una guantera.
      Cupieran, pedazo de subnormal africano.
      —¿Eh? —Nick sigue buscando. Su mano se detiene y parece cerrarse sobre algo.
      Saca una bolsa de caramelos pegajosos.
      —Puajj —hace una mueca y la deja caer en el suelo entre sus pies.
      El patrón le pega una colleja que hace volar la gorra.
      —Déjate de gorras a partir de mañana, me cago en Dios.
      Un coche baja en sentido contrario y pasa pegado al camión. El camión no se aparta para hacerle sitio y reciben un bocinazo colérico.
      —¡Hijo de puta ciempiés! —brama el patrón por la ventanilla bajada, salpicando saliva— No saben conducir ni mierdas.
      Se pasa la mano para limpiar las gotitas de saliva que han quedado prendidas de la barba.
      —¿Qué hago con los caramelos? —quiere saber Nick, sin animarse a recoger la bolsa.
      —Tíralos por la ventana y sigue buscando.
      —¿En serio?
      —Sí, joder.
      Nick baja la ventanilla y una corriente de frío aire de la montaña atraviesa la cabina del camión de lado a lado.
      Dos dedos de Nick sueltan la bolsa por fuera. Con el pie guarda la gorra de skater bajo su asiento.

En busca del lápiz

Tuvo que agacharse. No le apetecía, le dolía la espalda, pero el deber lo reclamaba con inmediatez. Al agacharse, a pocos centímetros de su cara, vio florecer de pronto un ecosistema completo. Un mundo insospechado, secreto y silencioso como el fondo del mar. Las pelusillas de diferentes tamaños y formas se estremecieron como algas bajo la corriente de su respiración.

Universo

Hemos recorrido, hasta el momento, el primer centímetro de esta línea espiral embrollada.

Dibujo que también sería útil para representar el cerebro humano y el estado en que se encuentran nuestras investigaciones en este campo.

Anónimo III

"En la tierra devastada, es previsible un resurgimiento de la religión, y de hecho quizá la solución al problema se encuentre en uno de los libros sagrados. Así que tengo que encontrar una Biblia en algún sitio". Anota esto en la libreta antes de devolverla al bolsillo interior de la chaqueta.
Ha llegado a una nueva sala. El pasillo termina en esa puerta. Las puertas que se sucedían a ambos lados del pasillo ya las ha visitado. Antes de abrir esta última, se prepara para alguna desagradable sorpresa. Sabe que en la realidad virtual no puede ser dañada, pero aún así teme recibir una fuerte impresión. Hay casos de personas que han muerto de un paro cardíaco; aunque La Compañía lo achacara a la “mala salud”. Físicamente es imposible ser herido, pero mentalmente… Julie apoya la mano en el pomo de la puerta. Quizá no con intención de abrirla todavía, pero la puerta se abre al contacto, como si estuviera mal cerrada o esperara su llegada. Lo cual le provoca el primer susto. En el interior de la habitación descubre más hombres desnudos. Atraviesa la sala sin prestarles atención; su deseo sexual ha quedado atrás, en alguna de las salas anteriores del pasillo. Camina por el vapor de agua caliente, que difumina el contorno de las paredes. La habitación es como las demás, con el suelo cubierto de baldosas humedecidas. Da una vuelta en busca de una nueva puerta, quizá el acceso a otro pasillo. Pero nada se abre en las paredes. Julie siente una profunda decepción. El juego no puede terminar. Poco a poco la decepción inicial empieza a dejar paso a un extraño temor.

Anónimo II

Sentado a la mesa de un segundo piso, la abundante luz derramándose, dura y nublada, por la altura segura del ventanal. Se dispone a escribir en un cuaderno de hojas blancas, sin estrenar, que ha hallado en un mueble. No va a escribir literatura, como ese chico alto y desgarbado que medio ha olvidado. En el nuevo mundo en construcción, lleno de peligros, cada día encierra un año completo. Lo que ocurriera hace apenas un mes queda enterrado bajo la cascada de acontecimientos.
Va a escribir algo útil, como un manual de supervivencia para el apocalipsis.

Anónimo

Se sienta en la butaca y extiende las piernas por delante. Contempla el salón todavía extraño, al resplandor del gran cirio decorativo sobre la mesa. Dando la espalda al fragor de la lluvia que azota los ventanales: al fragor que tan fácilmente se confunde con los gritos inhumanos.

Idea para una novela

Un hombre recibe, todas las noches, una visita de un hombre intergaláctico que le dice "deja que te lleve" y le tiende una mano uniformada.
Al oír que su marido llega, Mara se esconde tras la puerta del dormitorio. El marido entra al dormitorio, y lo atraviesa, ocasión que Mara aprovecha para deslizarse a su espalda en el vestíbulo. Abre la puerta de entrada y saluda.
"¿Qué tal el trabajo, cariño?", le pregunta el marido. "Yo también justo acabo de llegar".

Solaris, el planeta viviente


Desde que el ser humano alzara por primera vez la vista por encima de su cabeza, para toparse con el espectáculo inabarcable del firmamento, especialmente en las noches estrelladas, viene buscando vida en otros planetas.
Lo que nadie esperaba era descubrir una forma de vida del tamaño de un planeta entero, con la mitad de la masa de la Tierra. Solaris es un océano viviente que cubre toda su superficie. Los científicos han descubierto que responde a estímulos físicos y que quizá posea algún tipo de inteligencia todavía inextricable.

¡Estos tíos son buenos! (con voz de americano)

Un grupo moderadamente interesante: "Arctic Monkeys"

Una hora de correr, día sí día no.
A ver, improvisemos un relato:

Para entrar hubo de meter los codos primero. Luego se impulsó hacia adentro. No se veía nada así que aguantó los jadeos para escuchar el silencio.

Algo que podía ser un gato, o una rata muy peluda, pasó entre sus piernas. No quiso agacharse, pero un momento después la cola del gato le rozó los tobillos. Cuando hubo recorrido varios metros comprobó que el gato le seguía.

Él lo llamó para cerciorarse de que fuera un gato. Por fin el gato maulló, pero de una manera inquietante, que sonó a gruñido.
Vale, no soy capaz de hacer una entrada larga.

Brandon Flowers

Under The Dome - Stephen King

La última novela de Stephen King es solo entretenimiento. Iba a escribir una reseña larga, criticando que los personajes sean tan simples y el exceso de páginas, pero no me apetece. Hace ya unos meses que la leí y las críticas se han de escribir inmediatamente después, cuando el libro todavía te interesa. Pero ya no me interesa.
Vivien tenía tres hijos. Vivien era feliz. Vivien tenía una planta, que a veces descuidaba en favor de sus hijos.
Solo dudó un segundo, pero fue suficiente para que el suelo se abriera a sus pies.

Asombroso Spiderman 60

Ojalá Humberto Ramos dejara la serie y nos permitiera disfrutar de más números como este.

Es una lástima que la mejor etapa de los últimos tiempos se vea lastrada por un dibujante tan malo.

Seguramente en Marvel lo mantienen porque su dibujo cartoon les parece chulo a los adolescentes.

Pero en verdad es un dibujante inclasificable (excepto como dibujante malo). No sabe narrar. Sus personajes ni siquiera funcionan como caricaturas, son deformes de una manera aleatoria (por ejemplo la viñeta en que Kingpin aparecía con un cuerpo descomunal y una cabeza infantil del tamaño de su puño).

Tiene problemas de perspectiva: a veces el suelo está inclinado hacia abajo (sin razón) y los personajes se mantienen verticales. No sabe resaltar los elementos importantes de la viñeta, todo aparece confusamente mezclado.

Además de que su tono supuestamente cómico (a mí no me hace gracia) no encaja con el guión, donde el humor es solo un componente más.
Las ramitas colgaban como uñas de alambre.

Me acerqué a mirar el mar, y pugnaban por meterse en mis ojos.
Era un día gris.

Los árboles, deprimidos, se inclinaban para contemplar la caída del acantilado mientras pensaban: si yo tuviera piernas...
(como ese idiota de ahí que nos saca una foto)
Era un gato que brillaba con la luz del atardecer.

Datos personales

Envenenado a los 7 años.

A los 12 intentó ahogar a su mascota en la bañera. Con éxito.

A los 21 ganó su primer premio literario.

A los 30 se casó en primeras nupcias.

Su segunda esposa, la actriz Kathleen Turner, fue galardonada con un Oscar.

Murieron ambos en un accidente de tráfico tres años después.